La inmersión por saturación es una ocupación extremadamente peligrosa que involucra sumergirse a profundidades increíbles para realizar tareas específicas bajo el agua. Cuando múltiples fallas de diseño y seguridad ocurren simultáneamente, las consecuencias pueden ser devastadoras. Un ejemplo histórico es el incidente del Wildrake, donde una campana de buceo quedó varada en el fondo del mar, con el tiempo corriendo en su contra. Dos buzos se encontraban atrapados dentro de la campana con recursos limitados para sobrevivir, lo que resultó en un desastre trágico que puso de relieve los peligros inherentes a esta profesión. La presión extrema, la falta de oxígeno y el riesgo de descompresión son solo algunas de las amenazas que enfrentan los buzos saturados en situaciones de emergencia como esta. Este incidente subraya la importancia de la capacitación rigurosa, el mantenimiento adecuado del equipo y la vigilancia constante para garantizar la seguridad de los buzos en estas condiciones extremas.

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