El Evangelio de Juan
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 Published On Mar 17, 2024

Juan retrata al Cristo cósmico, igual a Dios en Su deidad e igual a los hombres en Su humanidad, quien fue el único que trajo la gracia y la verdad en su forma más plena. Una característica sorprendente del evangelio de Juan es su énfasis en la deidad de Cristo. No hay celebración del nacimiento. Además, no hay tentación en el desierto ni exorcismo de demonios.
Juan, desde el principio, presenta a Jesús en términos de su gloria; Él es glorioso desde la encarnación hasta la cruz donde clama “tetelestai” (Consumado es). Él es el vencedor, no la víctima. Al comienzo de su Evangelio, Juan integra tres capítulos del Génesis en tres líneas, revelando quién fue el Creador en el Génesis: Cristo mismo. Significativamente, la palabra "amor" aparece 57 veces en el Evangelio de Juan, más a menudo que en los otros tres Evangelios combinados.
En su búsqueda por probar la deidad de Cristo, Juan delinea siete señales y siete declaraciones que presentan un caso sólido de quién es Cristo. Donde está Jesús, el reino se cumple.
Juan revela cómo los oponentes de Cristo no eran pecadores comunes, sino hijos asesinos del diablo. Ni siquiera la resurrección de Lázaro cambia su determinación de matar al Mesías. En el capítulo 13, Juan conecta el tiempo de la crucifixión de Cristo con los sacrificios de la Pascua, enfatizando a Jesús como el Cordero Pascual.
El episodio de su interrogatorio y abuso por parte de los sumos sacerdotes muestra a Cristo reprendiendo dos veces al oficial que lo golpeó sin motivo. Como Dios, no tolera el abuso religioso.
Más tarde, en el diálogo con Pilato, la pasión del Señor se centra en la verdad más que en el maltrato de los demás. Juan describe a Cristo como perteneciente a un mundo superior, destacando que Su realeza no es de este mundo. Él es el Señor exaltado, poderoso desde el principio y durante todo Su ministerio, señalando la Cruz como Su glorificación y revelación de la gloria del Padre. La Resurrección, junto con la promesa de Jesús de enviar al Parakleto (el Espíritu Santo) como testigo, portavoz y ayudante de la iglesia, es una continuación de la gloriosa revelación y manifestación de Cristo.
En Juan, el Señor resucitado se preocupa muy específicamente por personas como María Magdalena, Tomás y Pedro. María, la primera en visitar la tumba de Cristo, es también la primera en ver a Cristo resucitado. Cristo bondadosamente corrige la incredulidad de Tomás y restaura a Pedro delante de los discípulos de una manera amorosa pero firme.
Aplicación: Una de las características únicas de este Evangelio es que el Cristo cósmico, el Logos, aunque es Dios encarnado, es muy personal en Su interacción con los individuos. Hay una invitación para que el lector ponga su confianza en Él como Hijo de Dios, siendo el resultado la vida eterna. El Dios personal hace una invitación personal a la salvación. Cristo es bondadoso con los pecadores desde el principio hasta el final del Evangelio, pero es sin misericordia con los apóstatas. Cristo corrige nuestra comprensión errónea de quién es Dios verdaderamente. Él es trascendente pero muy cercano; el que nos busca, nos ama hasta el fin, nos salva y hace su tabernáculo entre nosotros para que habitemos en sus mansiones preparadas para nosotros.

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